A propósito de la reaparición del rapero andaluz abro un debate respecto a las narrativas de los artistas a lo largo del tiempo
Con el comienzo del rollout del tan anticipado nuevo proyecto del malagueño, entre los miembros de esta newsletter salió a colación el cambio que éste ha pegado desde su primer disco, ya un clásico contemporáneo, Un Perro Andaluz.
Con la excusa de esto, me doy la licencia de explicar mi visión de los cambios y la evolución discursiva de los artistas, debate que, aunque no planteado de esta manera exacta, es recurrente entre los fans de muchos artistas.
Esta no era la primera vez que este tema en concreto afloraba en una charla con gente de mi entorno, y con el aflorar del tema también surgieron las diferencias respecto a su nuevo personaje. Estaban los que les gustaba su discurso más opulento y posteriormente sincero respecto a su nueva vida, y también existían los que no aguantaban el nuevo discurso y lo veían superficial y vacío. Sin encontrarme yo en ninguno de los dos extremos en concreto, acabe llevando esta discusión por otro lado, la de la coherencia discursiva.
¿A qué me refiero con esto? A que la opinión de parte de la gente que no aguantaba este nuevo discurso del rapero del Palo, me sonaba familiar. Me sonaba familiar porque se me hacía muy similar a la protesta de la gente que exclamaba que C.Tangana molaba más cuando era Crema o la gente que demandaba que Bad Gyal volviese a cantar en catalán, ejemplo que abordaremos más adelante para ilustrar el punto. Obviamente, no todo el mundo que rechaza o no le gusta esta nueva faceta del rapero va por ahí, pero si que vi una recurrencia que me hizo pensar en hacer este articulo.
He de puntualizar, con intención de que no se considere esta una defensa desde el fanatismo, que mi interés en el proyecto del malagueño fue decayendo progresivamente a partir de su primer disco. Pese a esto, considero que a nivel discursivo ha sido coherente, y puede este ejemplo ayudarme a contextualizar el porque de este texto.
La Tour Liffee sale a mediados de 2020, siendo este EP el que catapulta a Dela al mainstream. Contando con temas como Aleluya, Lejos y especialmente Veneno, el lanzamiento de este proyecto supuso un cambio drástico para la carrera de Delaossa, contando con cerca de 150.000.000 de escuchas en Spotify en este momento.
Tras esto, los siguientes lanzamientos comenzaron a tener un cambio progresivo de discurso, pasando de lo hambriento de Un Perro Andaluz a uno de mayor ostentación, teniendo este su peak en el álbum de Playa Virginia.
Con el cambio de discurso y sonido, tanto colegas como un porcentaje de gente en redes se separo de su música. Yo, por mi parte, hice lo mismo, pero ahí se quedaba para mi.
El artista pegó un salto a un público más amplio, con el correspondiente cambio de vida e ingresos que eso conlleva. Esto se vio y se ve reflejado tanto en su discurso como en su sonido, algo que tiene sentido y coherencia. Y es ahí donde se presenta el problema, pues un sector minoritario de fans que dejan de conectar con el artista le exigen o protestan el volver al discurso anterior.
Ahí es donde se presenta para mí la cuestión a tratar, pues, es normal que dejes de conectar con un artista o su discurso con la evolución que este tiene, a la vez que la tuya, pero esto no quiere decir que hayas de buscar que éste vuelva a una etapa anterior, pues esto seria peor para ambos.
¿Qué sentido tiene que un artista que hace 5 años vivía en un piso compartido y lo pasaba fatal para llegar a final de mes, mientras que ahora vive una vida mucho más acomodada, con unos ingresos mucho mayores y unas situaciones acordes a estos, te siga vendiendo el mismo discurso? ¿No sería contraproducente?
Así como tu como oyente no tienes la obligación de escuchar a un artista independientemente del tiempo que pase o lo que haga, el artista tiene que contar con la libertad y la personalidad suficiente como para cambiar el discurso cuando este considere. El hecho de mantenerte fiel a un discurso con el paso del tiempo no hace mas que restarte, pues demuestra una de dos cosas:
- Que pese a no estar en un punto en el que te identifiques con el discurso y sonido que estas exteriorizando, lo haces de todos modos por miedo a perder público.
- Que sigas identificándote con el discurso y sonido que estas brindando, dejando entrever que no has evolucionado a lo largo del tiempo.
Estas dos cosas presentan cada una sus problemas, pues en el primer caso el artista va a estar vendiéndote un discurso con el que no comulga o vive, dejando lo genuino a un lado; y en el segundo caso el artista esta demostrando una limitación, pues si con el paso del tiempo no cambias y muestras interés por evolucionar el sonido, dejas entrever una limitación como artista ya bien por falta de capacidad, por falta de inquietudes o de evolución personal.
El caso de Delaossa no es algo aislado, pero me servía de puente para contextualizar hacia donde quería ir y unir con otros ejemplos. Otros celebres damnificados por este suceso son el Pucho y Bad Gyal.
En el caso de C.Tangana, el "Molabas mas cuando eras Crema", se ha tornado incluso en meme, pero la esencia de la demanda de la gente que exclama cosas similares, es la misma que la de los que le exigen a Delaossa ser rapero. Y así como son similares las demandas, el camino y las conclusiones también son similares, a mi parecer.
Para hablar del caso de C.Tangana, tenemos que remontarnos bastante mas atrás, en concreto al super polémico "Alligators".
Este tema podría ser considerado como uno de los mayores puntos de inflexión de la carrera del madrileño, tanto por visión como por polémico. Marca un claro cambio de discurso tanto respecto a lo que C.Tangana nos venia brindando como a lo que se había escuchado en el hip-hop en España.
Por parte del público más purista del rap, esto supuso la crucifixión del oriundo de Madrid, pues su nueva propuesta no comulgaba con lo que estos consideraban que un rapero podía hablar. La intención de Pucho desde un principio fue la de generar polémica y abrazar el rechazo parcial que podía generar a este discurso en pos de hacer más ruido.
Sin intención de explicar detalladamente el camino de C.Tangana ni analizar su cronología, sus lanzamientos posteriores a Alligators contaron con un rumbo claro: Triunfar y exhibirlo. El fin siempre fue el mismo, lo que cambio fueron las formas. Es imposible no destacar 10/15, un EP de 5 temas con bases "prestadas" a un tal Aubrey Graham (en los propios visualizers del trabajo se puede ver al cocodrilo de Lacoste comiéndose al búho de OVO).
Pese a no ser esta la misma forma que la anterior, ni de la siguiente, el fin si lo es. El discurso por lo tanto es lineal y coherente, buscando desde un principio el generar que la gente hablase, fuese mediante cagarse en lo que estaba establecido entre los puristas del rap en España, robando bases de la mayor estrella del hip hop en EEUU, declarándose a otra persona publica en un tema, cagarse en el rey y autoproclamarse como tal...
Pucho tuvo claro el discurso que llevar para llegar a donde quería, pudiendo ser resumido este en primera instancia en generar polémica para alcanzar un altavoz mayor, y una vez conseguido este hacer de si mismo la hipérbole de la ostentación con la misma intención, ampliar su altavoz.
Cuando no contaba con los medios y no vivía de la música, las formas eran diferentes que cuando arrampló de manera estrepitosa en el mainstream, pero el fin era el mismo. Ahí es donde reside la coherencia en el discurso, y ahí es donde tenemos que contar como oyentes con la consciencia como para saberlo y no exigir la vuelta a una etapa anterior.
En el caso del madrileño, el punto mas álgido de exigencia por etapas anteriores es relativamente reciente, volviéndose el "Molabas mas cuando eras crema", en un lema para los artistas cuando suceden cosas similares.
Pese a no ahondar demasiado en ninguno de los 2 artistas mencionados, el punto creo que se comprende bien. En resumen, el para nosotros como oyentes exigirle a artistas con los que estamos dejando de conectar que vuelvan a etapas anteriores es contraproducente para ambos.
Hemos de saber echarnos a un lado en el momento de desconexión con el artista, pero contando con la madurez como para darnos cuenta si el cambio de discurso es coherente para apreciarlo, como puede ser el caso de Dela.
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