PRADA AMERICA'S CUP

Lujo y lucha social.


Quisiera abrir este artículo ofreciendo un poco de contexto. Desde mi posición privilegiada y cierta desconexión cultural con parte de los temas que voy a tratar, me gustaría dejar claros algunos puntos que considero importantes: la historia y el significado del lujo, así como su impacto en la clase obrera, en particular la afroamericana.


PREÁMBULO

Hace entre 100.000 y 300.000 años, nuestros ancestros empezaron a enterrar a sus muertos. Este acto no solo marcó el nacimiento de un rito funerario, sino que también significó que el ser humano comprendía la finitud de la vida. A partir de ese momento, nació el deseo de perdurar en el tiempo y dejar una huella física.

En el Antiguo Egipto, los faraones eran sepultados junto a sus posesiones: muebles, ropa, animales y, sobre todo, joyas. Objetos fabricados artesanalmente, con metales y piedras preciosas, que mostraban la habilidad y el refinamiento de nuestra especie. Bienes que les sobrevivirían, otorgándoles una forma de eternidad. Así nació el concepto de lujo: primero como privilegio de una élite, luego como símbolo de prosperidad de un pueblo.

Damos un salto temporal y nos situamos en el primer tercio del siglo XX, en Harlem, Nueva York. La Gran Migración llevó a cientos de miles de afroamericanos y comunidades afrocaribeñas desde el sur del país hasta ciudades del norte. Harlem, entonces un barrio señorial, se transformó con esta llegada masiva; las clases acomodadas se desplazaron más al norte y emergió la figura del New Negro: un hombre que ya no vivía con miedo ni se sometía al látigo, dispuesto a luchar por su dignidad.

Familia emigrando al Norte.

Con el tiempo, estos inmigrantes y sus descendientes formaron grupos intelectuales en el teatro, la poesía y la música, plasmando en sus obras el dolor y trauma acumulados por siglos de esclavitud. Este movimiento es conocido como el Renacimiento de Harlem, una chispa que encendería uno de los motores culturales más influyentes de la historia: la Música Negra Estadounidense.

"Y la música de los negros es esencialmente la expresión de una actitud, o una colección de actitudes, acerca del mundo, y solo secundariamente sobre el modo de hacer música." - (Amiri Baraka, Black Music. Free Jazz y conciencia negra 1959-1967).

Thelonious Monk en la Salle Pleyel de París en 1969. (Clica en la imagen para ver el concierto)

Volviendo al lujo: en una sociedad materialista, este se convierte en una marca de estatus, un indicador de cuánto se ha ascendido en la escala social. Para las clases populares, el lujo no es solo ostentación, sino también reivindicación y sueño de liberación: un modo de demostrar valor frente a unas élites que solo entienden el lenguaje del dinero. Para las comunidades marginadas vestir ropa de marca o lujo se convierte en un escudo simbólico, un grito desesperado que exige respeto en un entorno hostil.

El mejor ejemplo de esto es Dapper Dan, en el Harlem de los 80 (coincidiendo con el auge del Hip-Hop y la Epidemia del Crack) se dedicó a rescatar bolsos de Gucci, Louis Vuitton o Fendi para diseñar él mismo prendas únicas que vendía en su Boutique a precios populares.

Dapper Dan en su Boutique de Harlem vistiendo un diseño propio con el monograma de Luis Vuitton.

Paralelamente se estaba creando cultura en las calles y bajos del Bronx, Block Parties en las que decenas de jóvenes (principalmente negros e hispanos) se juntaban cada noche para bailar y disfrutar de la música. Eran espacios de resistencia cultural y de creación de identidad, una vía de escape al horror que se vivía afuera, de la segregación todavía presente y de la pobreza extrema.

The Cold Crush Brothers en el Dixie Club durante el rodaje de Wild Style, 1981.

A la vez, tres chavales de Queens marcaron un antes y un después. Run-DMC revolucionó no solo la música, sino también la moda. Podríamos hablar de como se apropiaron de FILA o Kangol pero lo que nos trae a colación son las Superstar de Adidas, un modelo icónico que se convirtió en un símbolo del Hip-Hop y sirvió para globalizar el uso de la zapatilla deportiva como un estándar de estilo, mal llamado "urbano" (eufemismo que aborrezco).

Run-DMC posan vestidos de Carhartt, Kangol y Adidas (Darryl McDaniels calzando unas Forum mientras que Jason Mizell y Joseph Simmons unas Superstar).

Con este caldo de cultivo llegamos a los años 90. La sociedad americana presencia en directo y a color los disturbios de Los Ángeles de 1992, provocados por la brutal paliza que cuatro agentes de policía propiciaron a un joven taxista negro llamado Rodney King. Para entonces, muchos suburbios se habían convertido en auténticos guetos: la droga circulaba con la complacencia de las instituciones y la criminalidad aumentaba año tras año. La prosperidad que alguna vez pareció brotar tras la abolición de la esclavitud se había esfumado, dejando comunidades negras desarraigadas y fragmentadas.

George W. H. Bush sujetando una bolsa de Crack durante su Discurso a la Nación sobre la Estrategia Nacional de Control de Drogas el 5 de Septiembre de 1989.

THE CUPS

Y es en los últimos años de esta turbulenta década (y siglo) cuando sale al mercado un calzado icónico: las Prada America's Cup.

Prada America's Cup (modelo original)

Diseñadas por Miuccia Prada para el lanzamiento del equipo Prada Luna Rossa de vela en 1997, esta zapatilla fue concebida como un calzado de alto rendimiento, no como un artículo de lifestyle.

Fabricadas en nylon y cuero de alta calidad, con la línea roja sobre la lengüeta (que se convertiría en un símbolo de la marca) y con un diseño futurista; fresco, ligero y con un detalle muy curioso: la suela, blanca o gris en el modelo original, estaba pensada para no dejar marcas en las cubiertas de los barcos. Herencia de los clásicos zapatos náuticos de Paul Sperry, marinero de Connecticut que, en 1935, perfeccionó una patente de 1923: usando una suela antideslizante inspirada en las almohadillas de los perros (que también usan las Cup) y solucionando el problema que generaban las suelas de goma negra en las embarcaciones.

Publicidad de los "Sperry Top-Sider" (náuticos) donde se puede leer su característica principal (la adherencia) y la dirección de la empresa en Connecticut.

Las Cup rápidamente ganaron popularidad, por lo que fueron lanzadas en la colección Primavera/Verano de 1999 junto con el resto de la "Linea Rossa", lanzamiento precedido por la reciente entrada de Prada en la moda de hombre en 1998.

Spring/Summer 1999 "Linea Rossa" Runway

Si bien ya era común en la época que las marcas sacasen gamas deportivas (Issey Sport, Dior Spor, Burberry Sport), el caso de Prada fue particular. No querían reducir la calidad de su producto, abaratando costes y buscando asentarse en un público diferente (únicamente). Querían trasladar su experiencia y conocimiento en la alta costura para crear material técnico de altas prestaciones y calidad, por ello ya en 1998, de la mano de Neil Barrett, sacan a la luz su línea Prada Sport.

Una idea que venía forjándose desde hacía varios años y en palabras de la propia Miuccia en 1990 para The New Yorker, en relación a su icónico Bolso de Nylon:

“(I want) To mix the industrial way of doing things, with the patrimonio of the past, with the artisanal tradition.”

JORDAN Y LA REVOLUCIÓN DEL SNEAKER

Antes de continuar, debemos entender el contexto cultural que existía cuando las America's Cup llegaron al mercado. Durante los años 80 y especialmente en los 90, Michael Jordan había construido un precedente revolucionario en el mundo del calzado deportivo que trascendía completamente el basketball. Las Air Jordan 1 (1985), las 4 (1989) y las icónicas 11 (1995), habían transformado para siempre la percepción de las zapatillas deportivas.

Las Air Jordan 11, lanzadas apenas dos años antes de que las Cup fueran diseñadas, representaron un punto de inflexión. Con la puntera de charol y su silueta futurista, Jordan elevó las sneakers a un nivel nunca antes visto de aspiración y deseo. No era casualidad que costaran 125 dólares, en 1995 una cifra astronómica para unas zapatillas. Jordan había demostrado que la gente estaba dispuesta a pagar precios premium por unos sneakers que iban mas allá del deporte.

Las similitudes estéticas entre las Jordan 11 y las America's Cup no las creo accidentales. Ambas compartían esa visión futurista, esa mezcla de materiales técnicos con elementos de lujo, y sobre todo, esa capacidad de proyectar estatus a través del calzado. Quizás Miuccia Prada entendió la visión de Jordan, o quizás fue una convergencia natural de tendencias. Lo cierto es que las America's Cup llegaron en el momento perfecto.


APROPIACIÓN CULTURAL Y RESISTENCIA

Durante los primeros años 2000, las Cup experimentaron algo que ni Prada ni su público objetivo hubiesen previsto: fueron adoptadas masivamente por la comunidad afroamericana, especialmente en Nueva York. Lo que comenzó como un calzado técnico para marineros con pasta se transformó en un símbolo de aspiración y resistencia en las calles del Bronx, Brooklyn y Harlem.

Figuras como Cam'ron se convirtieron en embajadores involuntarios de la marca. En esta entrevista, el de Harlem, presumía de sus Cup personalizadas, fully iced out, mientras entona: "At the end of the day I specialize in flyness". Esta frase encapsula perfectamente la filosofía de una generación.

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"At the end of the day I specialize in flyness" - Via @thecuplture en Instagram

Pero la historia de las Cup en las comunidades negras va mucho más allá de los rappers. Había adolescentes que ahorraban durante meses, trabajando en empleos precarios, para poder permitirse un par. Había madres solteras que se sacrificaban para comprarle unas Cup a sus hijos, porque entendían el poder simbólico que tenían en las calles. Era una inversión en respeto, en protección social, en la posibilidad de caminar con la cabeza en alto en un mundo que constantemente cuestionaba su valor.

Via @thecuplture en Instagram

Las America's Cup también se convirtieron en una herramienta de resistencia contra políticas discriminatorias profundamente humillantes. En colegios católicos donde los estudiantes negros debían usar zapatos de charol tradicionales, algunos conseguían saltarse las reglas calzando unas Cup. En clubs nocturnos que prohibían las zapatillas deportivas (una política claramente dirigida a excluir a jóvenes negros e hispanos), las America's Cup ocupaban un espacio gris: eran técnicamente zapatillas, pero su precio y estética las situaban en una categoría diferente que los porteros no sabían cómo categorizar, hasta que lo hicieron.

Via @thecuplture en Instagram

EL CÍRCULO ETERNO DEL LUJO

La historia de las Prada America's Cup es, en última instancia, la historia de Estados Unidos: la tensión perpetua entre la exclusión y la inclusión, entre el privilegio y la aspiración, entre el diseño consciente y la apropiación inconsciente.

Lo que comenzó en los barcos de vela de la élite italiana terminó caminando por las aceras del South Bronx, llevado por jóvenes que entendían intuitivamente algo que los ejecutivos tardaron en entender: que el lujo, en una sociedad desigual, nunca es solo sobre calidad o diseño. Es sobre dignidad y respeto.

Las America's Cup se convirtieron en un puente entre dos mundos que se veían de lejos: el de la alta costura y el del bloque. El lujo entro en un mercado que veía con recelo, mientras que una generación de jóvenes encontró en esas zapatillas una forma de traducir sus aspiraciones en un lenguaje universal: el del dinero y el estatus.

Al final, las America's Cup demuestran que el lujo, como concepto, es mucho más complejo y democrático de lo que muchos imaginan. Porque cuando un objeto diseñado para la élite es adoptado por los marginados, deja de ser simplemente un producto para convertirse en un símbolo de esperanza. En las calles de Nueva York, cada par de America's Cup contaba la misma historia que los faraones egipcios habían tratado de contar con sus joyas: que ellos también existían, que ellos también importaban, que ellos también merecían ser eternos.